sábado, 27 de agosto de 2016

Entrevista al canciller golpista José Serra. Ataque a Venezuela, crisis del Mercosur y visita de Temer a la Argentina

José Serra: "La confirmación de Temer generará un impacto psicológico"

El canciller brasileño confía en que la destitución de Dilma le dé un impulso al gobierno; ratificó un viaje a la Argentina.



BRASILIA.- Como ministro de Relaciones Exteriores del gobierno interino de Michel Temer, José Serra no ve la hora de que termine el proceso de impeachment a la suspendida presidenta Dilma Rousseff y Brasil pueda dar vuelta la página para enfocarse en recobrar la confianza del mundo como lugar atractivo para invertir y así reactivar su maltrecha economía.

En una entrevista con LA NACION, el canciller brasileño opinó que la confirmación de Temer como presidente efectivo hasta fines de 2018 tendrá "un impacto psicológico" en el país, y ratificó que el jefe de Estado emprenderá de inmediato una serie de viajes al exterior, entre ellos a la Argentina.

"Los Juegos Olímpicos de Río tuvieron un doble efecto positivo. Fue un buen evento deportivo y, además, contrarió las expectativas negativas, que fueron muy fuertes, incluso en Brasil. Esos dos factores mejoraron la autoestima del país", señaló Serra, de 74 años, durante un encuentro en su gabinete del Palacio de Itamaraty.


-¿Qué hará el gobierno para rebatir las críticas que denuncian que el impeachment es un golpe parlamentario?


-No ha sido un golpe parlamentario. Todo fue supervisado por el Supremo Tribunal Federal y, como se puede constatar, el proceso democrático está vigente. Son críticas que poco a poco se irán diluyendo, ya está ocurriendo, y desde el punto de vista externo será encarado como un proceso normal.

-Pero hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo cuestionamientos al gobierno de Temer?

-El Congreso ya le contestó y le dio las explicaciones. El impeachment es un proceso del Congreso. El Poder Ejecutivo no tuvo ninguna influencia. No creo que la demanda ante la CIDH tenga futuro, es más una maniobra política. El PT está haciendo política, da la pelea. Pero yo creo que, en el fondo, la mayoría de los petistas está feliz con la solución por tres cuestiones: al final del día no tienen que explicar y defender las contradicciones del gobierno Dilma. Segundo, ahora pueden hacerse las víctimas, y eso en política es ideal, da votos. Y tercero, ahora están libres de apostar a una política de cuanto peor, mejor, sin cargo de conciencia, con sus propuestas populistas. Para ellos es un alivio.

-Con su historia de militancia en la izquierda y exiliado durante la dictadura, ¿qué siente cuando lo ubican como un representante de la derecha y lo acusan de golpista?

-Lo veo como una broma. Lejos de ser arrogante, puedo hacer disputa de currículum político con cualquiera. No soy mejor que los demás, pero tampoco peor que nadie en esa materia.

-¿Temer emprenderá una gira por el exterior no bien asuma como presidente efectivo?

-Sí. La próxima semana viajará a China para la cumbre del G-20, en Hangzhou. Después irá a Nueva York para participar de la Asamblea General de la ONU. También ya está fijada la fecha para una visita a la Argentina, el 3 de octubre.

-¿Piensa que el gobierno Temer va a salir del impeachment con mayor envión, con más optimismo?

-Ya hay un cierto optimismo, no exagerado, pero ahí está. Después del impeachment, la votación ya será algo que quede atrás. Mientras no se vote, siempre habrá algo pendiente: que Temer es un presidente interino. Después ya será un presidente titular, lo que sin dudas generará un impacto psicológico.

-¿El Mercosur atraviesa hoy su peor crisis?

-El Mercosur está sufriendo los efectos de la crisis económica. Brasil tuvo la contracción económica más fuerte de su historia reciente y eso se refleja en importar menos, en devaluar el real exageradamente, y todo eso perturba el comercio exterior con nuestros socios.

-¿Me refería a la crisis política generada por la acefalía en el bloque debido a las críticas de la Argentina, Brasil y Paraguay a Venezuela, que debía asumir la presidencia pro tempore?

Desde el punto de vista político, es una tensión más que una crisis. Es consecuencia de la manera absurda en que fue la admisión de Venezuela en el bloque. En 2012 se suspendió a Paraguay alegando la cláusula democrática, que en verdad no se aplicaba porque el cambio del presidente [Fernando Lugo] siguió rigurosamente la Constitución. Y como Paraguay era el que se oponía a la entrada de Venezuela, se aprovechó ese momento para admitir a Venezuela en el Mercosur. Hoy, estamos pagando el precio de esa maniobra. Venezuela ni siquiera cumplió con todas las normas de adhesión. Políticamente, tampoco estaría en condiciones de asumir la presidencia del bloque. Podríamos haber planeado la cuestión de la cláusula democrática. No lo hicimos porque se tardaría más tiempo, pero se podría plantear en el futuro.

-¿Entonces, para usted, el gobierno de Nicolás Maduro no es democrático?

-Ningún gobierno que tenga presos políticos es democrático. Puede haber políticos presos, pero no presos políticos; eso es algo diferente.

-¿Cree que el gobierno de Maduro terminará antes de que se llegue a discutir dentro del Mercosur el tema de la cláusula democrática?

-No sé. Que el régimen va a caer, va a caer, pero es muy difícil prever cuándo y de qué manera. Espero que sea de una forma pacífica y que haya algún entendimiento alrededor de eso. La no celebración del plebiscito revocatorio en Venezuela significa un golpe. No se está cumpliendo la Constitución que el propio chavismo aprobó.

-¿Cuál sería la solución a la cuestión de la presidencia pro tempore?

-La idea inicial era que la rotación prosiguiera y asumiera la Argentina, por orden alfabético. Creo que [Mauricio] Macri lo haría muy bien porque en cierto modo es un político heterodoxo. Buscaría impulsar soluciones innovadoras a los problemas que están hace tiempo; sería excelente que pudiera asumir ahora y no esperar hasta enero. El plan B sería una comisión colegiada, que es lo más probable que ocurra. En el Mercosur hay muchas cosas por hacer; tenemos que tener una mentalidad reformista.

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